miércoles, 6 de noviembre de 2013

pastoruri: un Blanco sobre blanco


Bitacora: Huaraz, Peru. Oct/2013

Desde siempre le he temido a las alturas, y no me refiero a sumarme al balcón de un dieciseisavo piso, ni a la montaña rusa, por el contrario esa sensación me supera; me refiero a las alturas sobre el nivel del mar, al frío que trae, la falta de oxígeno  en los pulmones y el corazón tocando lo mejor de su repertorio para no desfallecer, aunque es una paradoja pues nací en una ciudad de la cordillera de los Andes fría y alta, congelada en el tiempo y casi en el espacio, aunque allí no crecí, crecí al lado de un río místico, el rio magdalena, una descomunal serpiente líquida que sueña con ser mar, tal vez de allí provenga mi amor por la playa, el mar la frontera entre dos mundos. Dando un leve giro al tema que comencé subiré de el nivel del mar hasta los cinco mil cuatrocientos metros de altura en el que habita el glacial que ayer conocí, y es que como trasegar por un país como Perú sin adentrarse por estas rutas salvajes?.

Mientras el altímetro subía, el oxigeno escaseaba, el cielo se nublaba y los grados bajaban, fui observando como se hacía más grande el majestuoso témpano que nos llamaba a acariciarlo. Llegamos hasta un punto en vehículo, y luego la naturaleza nos revelo su verdadero rostro, la incesante   sensación de frío y muerte, que tapa los oídos, eriza la piel y acelera el corazón mezclada con la indescriptible belleza de la nieve cayendo sobre el rostro hermosa y salvajemente; mis pies como un pa de témpanos, intentaban descifrar el camino menos doloroso hacia las alturas, y a cada paso en contra de la gravedad, la tierra te hala, no te deja avanzar tranquilo y cada vez cuesta más, la pacha te ancla los pies a ella como diciéndote que no la olvides, recordándote que de ella provienes y que camines sus senderos con humildad.

Luego de un corto pero agotador trayecto el blanco se asomaba incandescente quemando mis pupilas hipnotizadas por su esplendor,  Que me despertaban una sensación de austeridad absoluta. De este lado de camino donde la nieve y yo estábamos de pie, mis sentidos no daban crédito a la belleza infinita de esa gran roca de hielo, me fui acercando con respeto y admiración mientras las lágrimas se asomaban cálidamente, puse mi mano sobre la montaña congelada, enseguida una sensación de plenitud y alegría se apoderó de mi y mis pupilas veladas por tal belleza, mi cuerpo rodeado del blanco de la nieve, sobre el piso blanco de la montaña, bajo el cielo blanco por las nubes y glacial blanco y majestuoso y mi rostro blanco que palidecía de la emoción. El blanco sobre blanco, una reflexión mística.

amor amarillo


Fue un espasmo de alegría y plenitud, días de sol, noches lunáticas de baile y descontrol, la misteriosa Villa hace otra vez de las suyas en mi vida, me ofrenda y me arrebata arbitrariamente personas y momentos, de la manera más arrogante y bella, dando otro giro al baile al que hace años me invito, y me llena de luz en medio de la oscuridad de mis miedos, como una tenue luciérnaga que deambula cansada en la fría oscuridad.

Bichito de luz, la plaza mayor y los vientos del sur se pusieron de acuerdo en este encuentro, el atardecer fue testigo del cruce entre un tinto negro y una cerveza helada, se cruzaron las miradas se mezclaron los caminos "y hubo tanto ruido que al final llego el final" en medio de la salsa y las risas el instinto libero un magnetismo salvaje "noches de arreboles que incitan y cual flama encienden corazones, aún revolotean los vapores emanados por sus humanas pasiones.

Una flor amarilla, un reloj amarillo, una casa amarilla, un cabello amarillo y un sol que juntó con su sonrisa deslumbraba a su paso mis noches de insomnio, fueron testigos de un nuevo comienzo, y un final sin final cargado de rutas por recorrer y mundos por descubrir. Amar el mundo, vivir el presente aquí y ahora, el instante perpetuo, asistir al llamado del universo y escucharlo atentamente, es el viento que susurra su voz.

..Cristales de amor amarillo.